Bon Jovi derrocha rock durante tres horas en un abarrotado Calderón
Bon Jovi deleitó a sus seguidores españoles en el Calderón durante tres horas del más puro rock. Consciente de la crisis, el grupo norteamericano no cobró para que las entradas fuesen más baratas, un detalle que sus fans quisieron agradecerle con un coro unánime tras su saludo.
Un "gesto de amor" de Bon Jovi por sus fans españoles ha hecho posible que la banda ofreciera sin cobrar y ante 50.000 personas tres horas de rock, músculo escénico y sentimentalismo.
Quizás no ha sido su show más memorable, pero probablemente sí el que más expectación ha despertado en los últimos años, incluso fuera de España, después de anunciar que tocarían gratis y que, gracias a eso, el país no se quedaría fuera del tour, con entradas a un precio máximo que no superó los 40 euros. ¿Resultado? Todas las entradas agotadas en un estadio Vicente Calderón a rebosar, un día después de que los de Nueva Jersey actuaran en Lisboa, con entradas que llegaron a los 295 euros.
"Buenas tardes, mi familia especial. Os doy las gracias por vuestro apoyo durante todos estos años. Estamos con vosotros y vosotros estáis con nosotros", ha dicho Jon Bon Jovi en sus primeras palabras a una audiencia que le ha respondido con un mosaico de colores en el que podía leerse eso mismo: "Gracias".
Para darle más empaque mediático a la cita, faltaba Richie Sambora, que dejó la gira hace semanas por "motivos personales", una abstracta argumentación que sus compañeros no han querido concretar más. Sea como fuere, los que han venido han llegado con la vitola de héroes, lo que explica la cazadora a lo Capitán América de Bon Jovi, que ha acabado la cita con la no menos orgullosa camiseta de la selección española de fútbol.
La exhibición de músculo escénico comenzaba mucho antes en cualquier caso, con una alfombra roja más propia de un gran estreno de cine, para captar las explicaciones de los integrantes del grupo en su trato de favor a España. "Los españoles cantan más fuerte que los fans de cualquier otro lugar", destacaba el batería Tico Torres, que quitaba importancia al dinero que han dejado de percibir.
Tampoco han escatimado en un repertorio que, lejos de abundar en su último disco, 'What about now' (2013), se ha recreado en toda su carrera, desde aquel "Bon Jovi" con el que debutaran en 1984. Así, tras interpretar uno de los nuevos, That's what the water made me, enseguida han soltado You give love (a bad name), Runaway e It's my life, tres de sus clásicos más importantes, en un primer tercio de altura, coronado con un chisporroteante duelo de guitarras final en Keep the faith.
Hasta las lentas han sido del agrado del público y con (You want to) male a memory y Bed of roses se ha escapado un suspiro general ante las sonrisas cómplices del guapo Jon Bon Jovi, que se ha mantenido incombustible toda la velada, igual que Tico Torres, a porrazo limpio con las baquetas.
Tras una zona media que ha caído en cierta linealidad, con temas como Who says you can't go home y I'll sleep when I'm dead, el final ha vuelto a ser de altura a partir de Bad medicine. Ya en los bises, muy largos, la cosa ha remontado y además del consabido final con Have a nice day y Livin' on a prayer, el grupo ha tenido un último detalle, regalando 'These days' y el 'Always' que negaron el día anterior a los lisboetas.