La enfermedad de Belén Rueda que casi paraliza su carrera como actriz
El estrés y la intensa carga de trabajo le provocaron un ictus transitorio, pero una vez curada, Belén Rueda tuvo miedo de contarlo y que dejasen ofrecerle papeles.
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Una carrera tan prolífica como la de Belén Rueda, de 59 años, pudo haberse visto frenada y paralizada por un grave problema de salud que llegó por culpa del estrés.
En aquella época, la actriz dormía "entre tres y cuatro horas diarias", una falta de descanso que le derivó en un ictus transitorio. A Pablo Motos en El Hormiguero le contó hace unos meses que fue su hermana la que llamó a emergencias cuando, un día en casa de la actriz, se percató de que algo no iba bien.
"La verdad es que pensé que era una lipotimia", dijo, comentando que los síntomas comenzaron con un leve mareo y una pequeña pérdida del conocimiento. "Mi hermana que vivía al lado y estaba acostumbrada a verme, dijo 'estás rara, voy a llamar a la ambulancia". Lo hizo y fue clave: "Un ictus si lo coges a tiempo no puede ser tan grave".
Los servicios de emergencia que se trasladaron a su casa detectaron que la actriz de El Orfanato estaba sufriendo un ictus transitorio. Se dieron cuenta por tres pruebas básicas pero muy reveladoras: sonreír, hinchar los carrillos y con los dedos de las dos manos con los ojos cerrados. Al no ser capaz de hacerlo, la trasladaron al hospital rápidamente.
"Me dijeron que era estrés, con lo cual no es tan bueno", aseguraba sobre las causas que se lo provocaron. "También es verdad que me descubrieron un aneurisma y tengo un stent. Al mes estaba rodando una película con [Daniel] Calparsoro y corría todo el tiempo", contaba.
Tuvo miedo a contarlo y perder oportunidades laborales
Poco después de esta entrevista, Belén Rueda revelaba que en una charla con TV3 que mantuvo estos problemas de salud en secreto por miedo a perder trabajos. "Solo se lo conté a las personas más cercanas. Pensaba que si lo contaba me quedaba inhabilitada a nivel laboral... Esto es una cosa que la gente suele esconder porque te miran diferente. Como con pena. Como que no eres capaz de hacer lo que hacías antes", contó.
Un estigma que venció gracias a la confianza y la reflexión personal. Los médicos le habían dicho que podía hacer vida normal, así que no había por qué tener miedo a consecuencias o episodios de repetición. "Tenía miedo de que determinados productores tengan también miedo de no contratarme, pero yo creo que hay otras cosas que paran más los rodajes, como las drogas, etc...", añadía antes de matizar que "el comportamiento, el descanso, no solamente en el rodaje, puede ser mucho peor que haber tenido una enfermedad que te obliga a cuidarte un poco, ¿no?", terminó.