UN ICONO DE LA TV Y LA COCINA

Los inicios de Karlos Arguiñano: por qué empezó a cocinar y cómo se hizo famoso

Lleva más de 35 años colándose en las cocinas de todos los españoles. Aunque es famoso por sus ocurrentes chistes y sobretodo por las sabrosas recetas que elabora, no todos saben qué fue lo que impulsó aKarlos Arguiñanopara dedicarse a la gastronomía.

‘Cocina abierta de Karlos Arguiñano’ vuelve a encender los fogones con el estreno de su nueva temporada | antena3.com

Europa FM

Madrid15/12/2022 20:26

Tiene 74 años y lleva más de 35 en la televisión. Karlos Arguiñano lleva media vida al servicio del espectador, al que ha enseñado a cocinar a base de recetas sencillas y con ingredientes básicos, aptos para todos los bolsillos.

Los menús de media España —y también Argentina— han mejorado gracias a sus consejos. Sus ocurrencias, chistes y 'recaditos' son casi tan tradicionales como eso de tomar 12 uvas para despedir el año. Bueno, igual no tanto, pero que Arguiñano es un icono culinario y televisivo es innegable. Más de 8.000 programas a sus espaldas lo avalan.

Algunos incluso han mejorado sus menús caseros gracias a él, que ha servido de inspiración para otros tantos a la hora de arrancarse en el arte de la cocina. Sabe Dios cuántos han cursado hostelería o cocina después de verlo durante años cortar cebolla en juliana al mediodía para sofreírla "hasta que coja colorcito".

Por qué Karlos Arguiñano empezó a cocinar

Que él haya servido de maestro para más de tres generaciones es algo que probablemente no esperaba cuando empezaba a coger sus primeros cuchillos con 19 años.

Pero antes incluso de empezar a profesionalizarse, durante su juventud ya había adquirido las maneras de su madre, Pepita, a la que ayudaba en todo lo que podía para dar de comer a la familia. Karlos Arguiñano tiene tres hermanas y fue él quien se remangó para que hubiese siempre un plato en la mesa.

"Mi madre era inválida y yo era e mayor. Me tocó ayudar en cocina. Con siete u ocho años yo venía de la escuela y me ponía a limpiar los puerros, a pasar una salsa de tomate, a pelar patatas, a preparar la mesa... Mis primeros pasos en una cocina fueron en un 'txoco' con los amigos de la cuadrilla. Con trece o catorce años ya empezábamos a hacer nuestras propias comidas. Algunas veces comíamos bien y otras... de puta pena [risas]. Recuerdo unas manitas de cerdo que les hice una vez y rebotaban en la pared de lo duras que estaban. Todavía me lo recuerdan los muy cabritos", dijo hace meses en una entrevista con ABC con motivo de la promoción de su libro La cocina de tu vida.

Guarda ese recuerdo de cocinar con su madre pero lo cierto es que en su casa la abundancia era una rareza. Cuando empezó a meterse en las cocinas de los restaurantes conoció de verdad los ingredientes más inaccesibles.

"Nosotros somos de una familia muy humilde. En mi casa había lo justo. Ni en Navidades entraba algo especial. Yo me hice cocinero en parte porque me encanta comer. Cuando entré en un restaurante dije: "¡Esto es la hostia, si hay de todo!". Salmonetes, lenguados, rodaballos, lubinas, doradas, langostinos, cigalas, almejas... Y yo tenía 19 años. ¡De aquí no te muevas, Arguiñano, no te muevas! —recuerda que se dijo—. No era para mí, pero el cocinero siempre prueba...", recuerda.

No olvida el día que probó el caviar por primera vez: "Con 20 años estaba de cocinero en el hotel María Cristina de San Sebastián y hubo una boda de 500 invitados. Yo estaba en el cuarto frío y era el que montaba el caviar en unas tacitas de porcelana. Eran latas de dos kilos, como si fueran de tomate en conserva... Cada seis cucharitas montadas me comía una. Se me iban cayendo sin querer —ironiza—. Cada vez que como caviar, que a lo mejor es una vez al año, la mente me traslada a esa primera vez que lo probé hace 50 años".

Cómo se hizo famoso: su salto a la televisión

Fue a principios de los 90 cuando la televisión autonómica ETB empezó a contar con Karlos Arguiñano para un programa de cocina. Ya había fundado su primer restaurante, en Gipuzkoa, pero lo que no sabía era que iba a convertirse en una estrella televisiva.

El éxito que cosechó en ETB hizo que alguien en TVE se fijase en él. La cadena pública fue la primera que le dio un programa diario: El menú de cada día.

Lo compaginaba con otras colaboraciones, todas relacionadas con el mundo de la cocina. Su carisma y su talento para los fogones le hicieron ganar sus primeros reconocimientos. Fue nombrado personaje del año en los premios TP de Oro en 1992 y un año más tarde, en el 93, se llevó el Ondas en la categoría de Programas Nacionales de Televisión.

Seis años después cambió de grupo y se fue a Telecinco con Cocina Abierta, periplo que duró poco ya que decidió hacer las maletas y mudarse a Argentina desde 1997 hasta 2001. Volvió a España, volvió a Mediaset y después de un idilio profesional terminó abandonando la cadena de manera definitiva en 2010.

Desde entonces Atresmedia se ha convertido en su casa. Su programa Karlos Arguiñano en tu cocina sigue facilitando las cosas a muchos nóveles chefs. A otros directamente los instruye. Los niños de ahora crecen con sus recetas igual que lo hicieron hace 30 años los de los 90. Por no hablar de los padres de todos ellos, sumergidos en la cocina gracias a los quehaceres del vasco.

Pero Arguiñano no solo está delante de la pantalla. También toma decisiones detrás de ella. Es dueño de la productora Bainet, con la que ha puesto en marcha programas tan conocidos como Bricomanía, Decogarden, Hoteles con encanto o Mascoteros.