El ritual de Luis Enrique y La Roja antes de un partido

La nueva faceta de Luis Enrique como streamer está regalando momentazos a la afición. El seleccionador español emula a fenómenos juveniles como Ibai Llanos y se ha pasado a Twitch como método de comunicación directa con los seguidores de La Roja.

Sus conexiones en directo suelen durar 45 minutos. Unas charlas en las que ya ha alcanzado más de 200.000 espectadores, una cifra realmente alta y que posiblemente crezca según la Selección Española vaya subiendo en la clasificación en el Mundial de Qatar. Todo el dinero que ingrese desde la plataforma lo donará a organizaciones benéficas.

Resuelve dudas técnicas, aporta información sobre los entrenamientos y avances de los jugadores, cuenta su experiencia en Qatar... El asturiano habla sin pelos en la lengua en su canal de Twitch y parece que le está cogiendo el gustillo a hablar. "Se me da fenomenal, es por lo que me echaban de clase cuando iba al colegio", ha bromeado. Además, de esta manera se ahorra las preguntas incómodas que los periodistas podrían hacerle en una rueda de prensa al uso. Aquí solo contesta las cuestiones que quiere.

Pero los comentarios que se dan en las conexiones van más allá del ámbito deportivo. Por ejemplo, Lucho ha revelado que es capaz de comerse seis huevos al día "o más", una dieta rica en proteínas "y nutrientes". También ha confesado que celebraría el título de Campeones comiéndose "una fabada, aunque el tiempo aquí no acompañe".

Los rituales Luis Enrique y la Roja antes de saltar al campo

Otra curiosa revelación que ha hecho Luis Enrique tiene que ver con las rutinas del equipo. La Selección Española entrena el día antes de los partidos marcados y el mismo día de saltar al campo tienen tiempo libre para oxigenarse y rendir mejor.

"Los jugadores se levantan temprano, desayunan y tienen la mañana libre antes de la comida, cuando ya tenemos la primera charla. La hace Rafael Pol, es la charla del rival. Les presenta las situaciones que nosotros creemos que van a ser importantes y las características que tiene Costa Rica, en este caso. Comemos, siesta y antes de irnos para el estadio les doy la charla yo de qué cosas hacemos, en qué nos tenemos que fijar, qué cosas consideramos importantes", explicó.

Una vez dentro del estadio llega el momento de poner máxima concentración en cuerpo y mente. "Luego nos vamos al estadio. Calentamiento típico 40 minutos antes, media hora antes, y ya antes de salir al campo les doy una mini charla, antes de que Busy haga la arenga con el grito típico que hacemos, pues nada. Un pequeño estímulo antes de empezar para unir energía, nos juntamos todos en corro para salir pensando en lo que tenemos que hacer", contó ante la curiosidad de los espectadores y aficionados.

La palabra arenga se refiere a un discurso pronunciado para motivar y encender los ánimos de los que lo escuchen.

"No se cena antes del partido, se cena después. Se hace una pequeña merienda fuerte tres horas antes. Luego los jugadores tienen aportación de un nutricionista para cualquier cosa que pudieran necesitar. Los jugadores están acostumbrados a adaptarse a diferentes horarios. Después sí que los jugadores toman sus recuperadores nada más acabar el partido, se encarga Toscana. Y cuando llegas al hotel hay una cena a la hora que sea", detalló sobre la alimentación de los jugadores.

Su manía antes de los partidos

Luis Enrique ha querido distinguir entre su etapa como jugador y sus días ahora como entrenador. "De jugador sí tenía una manía, no tocar la ralla antes de salir al campo. No sé por qué lo hacía. Superstición, que ya ves tú... Son pequeños rituales que te hacen sentir más seguro cuando te tienes que someter a un examen. Si ahora fuese jugador pisaría todas las rayas", manfiestó.

"No tengo ritual como entrenador. Más allá de respirar, meditar media hora antes de empezar la charla por aquello de conectar conmigo mismo con lo que necesito yo y que necesita el equipo. Nada especial. La energía se transmite con que el jugador perciba que estás tranquilo. A mi me gusta escuchar música y que los jugadores escuchen música en el autobús, antes del partido. De hecho es una fiesta. Antiguamente a los entrenadores les molestaba que escuchásemos música. Parecía que íbamos al matadero, todos en silencio. Esto es una fiesta. Yo quiero que bailen, que se rían, que hagan lo que quieran. El que necesite rezar que rece, el que necesite meditar.... Lo que sea. Esto es algo divertido, hay que sonreír, alegrarse y hacer bromas", explicó.