30 años del Unplugged de Nirvana: la intrahistoria de la conocida actuación de Kurt Cobain y su banda
Las tensiones entre la MTV y la banda por el repertorio y los artistas invitados. El estado de abstinencia de Kurt Cobain. El estudio convertido en el escenario de un funeral. Un acústico que no fue tal… El MTV Unplugged in New York de Nirvana, la última actuación de su líder antes de suicidarse, es considerado uno de los mejores directos de la historia de la música a pesar de que todo hacía presagiar que nada iba a salir bien.
No fue el primero ni el último unplugged que la cadena de televisión MTV grabó —fueron más de 140—, pero el de Nirvana firmó un importante capítulo de la historia de la música cuando el programa se emitió el 16 de diciembre de 1993. Solo cinco meses después, el 5 de abril de 1994, su líder, Kurt Cobain, se quitó la vida y esta se convertiría en su última actuación.
El MTV Unplugged in New York de la banda de grunge por excelencia, casi una hora de música grabada de una sola toma, es considerado referente musical de una generación, la llamada Generación X —los nacidos entre 1965 y 1981— y fue mitificado por los fans del grupo, además de por el resultado final, por los detalles de la grabación que trascendieron con los años. Aunque muchos consideraron que con el ‘sí’ a la propuesta de la todopoderosa cadena de televisión habían vendido su alma al diablo, los de Seattle no eran un producto comercial que se rendía a la industria y así quedó demostrado.
Con sus propias condiciones
Convencer a Nirvana de grabar ese acústico no fue una tarea fácil y a la MTV le llevó un tiempo de negociaciones. El grupo no aceptaba incluir en el repertorio ningún tema de su último disco In Utero, que se había publicado solo unas semanas antes, ni sus grandes éxitos, condición difícil de aceptar para los directivos de la cadena. Además, tampoco quisieron estar acompañados por grandes estrellas de la música y sus invitados fueron los Meat Puppets, una banda de rock alternativo de la que eran seguidores, para sorpresa del productor del programa Alex Coletti y del director Beth McCarthy.
Cobain también fue intransigente con la decoración del escenario del estudio de Sony Music de Nueva York donde se grabó: quería candelabros con velas negras, muchos lirios y una lámpara de araña de cristal sobre ellos. "¿Como un funeral?”, le preguntó el productor.
“Exactamente”, respondió el cantante, lo que muchos de sus seguidores interpretaron tras su muerte como un anuncio de su cercano final, un funeral en vida.
Sin grandes éxitos, sin estrellas y sin sonidos eléctricos
La tensión antes de la grabación hizo saltar las alarmas de los organizadores. Durante los ensayos quedaron en evidencia las dificultades del grupo para interpretar algunas canciones en esta nueva versión, que no fue tan acústica porque Cobain insistió en pasar su guitarra por un amplificador y se construyó una caja falsa para disimularlo. El día de la grabación todo el mundo temió lo peor, incluso que su líder, que en ese momento pasaba una de las etapas más complicadas de su adicción a la heroína, no se presentase como había amenazado.
"Como Nirvana nunca había actuado sin electricidad, los ensayos fueron tensos. Los jefes de MTV no se emocionaron cuando los invitados prometidos resultaron ser los Meat Puppets y no, digamos, nadie de Pearl Jam. Cobain estaba pasando por un proceso de abstinencia esa mañana. Incluso hubo discusiones entre la banda y la cadena por el escenario. Ninguno de nosotros sabía que Cobain no se había lavado el pelo en más de una semana”, escribía el periodista musical David Browne en la revista Rolling Stone en el 25 aniversario del concierto.
Un reducido grupo de personas —seguidores, críticos musicales y amigos, entre las que se encontraba la top model Kate Moss— pudo presenciar el concierto en directo. Todos aplaudieron emocionados cuando Cobain, Dave Grohl, Krist Novoselic, Pat Smear —el nuevo guitarrista— y la violonchelista Lori Goldstone tomaron posición detrás de sus instrumentos. Fue entonces cuando se hizo la magia.
El repertorio incluyó About a girl, Come as you are, Polly y All apologies, más las versiones de Jesus Doesn't Want Me for a Sunbeam, de Vaselines, The Man Who Sold the World, de David Bowie, y Plateau, Oh, Me y Lake of Fire de Meat Puppets, entre otras. “A pesar de todo su destartalado encanto, lo que también fue sorprendente fue lo coordinada que resultó la actuación. El conjunto pasó eficientemente de una canción a la siguiente”, contó Browne, que fue uno de los privilegiados que vieron el show en directo.
“Después de que los Meat Puppets se unieron a Nirvana para interpretar no una sino tres de sus canciones, el espectáculo se convirtió en una visita guiada a través de los rincones de culto de la mente de Cobain”, destacó el especialista.
Las cifras del acústico de los de Seatle
El disco del unplugged de Nirvana fue el primer lanzamiento de la banda tras la muerte de su carismático líder Kurt Cobain que terminó de alimentar la leyenda de la banda icono del movimiento grunge. Obtuvo cinco discos de platino en 1997, vendió más de cinco millones de copias y ganó el Grammy a Mejor álbum de Música Alternativa en 1996 —el único de estos galardones que consiguió el grupo—.
En 2007 se lanzó la versión en DVD de este acústico pero quizá era un poco tarde porque muchos de los fans ya lo tenía grabados, en el mítico formato VHS de los 90.
Otra cifra astronómica conquistada por esa actuación fue el precio pagado por la guitarra Martin D-18E de 1959 que utilizó Cobain: en junio de 2020 el millonario Peter Freedman la compró a la casa de subastas Julien's Auctions por seis millones de dólares, convirtiéndola en la más cara de la historia.
Mención aparte merece también el manoseado cárdigan, con quemaduras de cigarrillo y manchas, que el cantante lució en el MTV Unplugged in New York por el que se pagaron 300.000 euros también en una subasta.