El concierto de Taylor Swift genera un terremoto literalmente
Un estudio ha revelado que los saltos y bailes de los asistentes al concierto de la cantante Taylor Swift en Los Ángeles desataron una serie de onda sísmicas que se apreciaron en Seattle.
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Cada evento y movimiento de Taylor Swift desata un terremoto entre sus seguidores, lo que no sabíamos hasta ahora es que era de forma literal.
Eso es lo que se desprende del estudio que ha publicado la Universidad de California que, bajo la coordinación de la sismóloga Gabrielle Tepp, ha concluido que los saltos y bailes de los 70.000 swifties que se dieron cita en Los Ángeles provocaron episodios sísmicos equiparables a un terremoto de categoría 2.
La Oficina de Servicios de Emergencia de California quiso comprobar si, como habían sugerido unos datos obtenidos en un concierto anterior en Seattle, los seguidores de la autora de Cruel Summer habían sido los responsables de la detección de ondas sísmicas en los instrumentos de la institución.
Para ello, decidieron colocar potentes dispositivos de detección de movimiento en el estadio SoFi en el que se estaba llevando a cabo el concierto correspondiente a su gira Eras Tour.
A pesar de las primeras intuiciones de Tepp y su equipo, que ya habían encontrado alguna relación entre estos shows masivos y su apreciación como episodios sísmicos equivalentes a los de los volcanes, la sorpresa para los estudiosos llegó cuando descubrieron que la responsabilidad de las ondas no era de los equipos de sonido ni los instrumentos empleados, si no de la actividad de los fans.
La sismóloga, que también es música, llevó a cabo un experimento práctico con su bajo y con diferentes saltos para observar las equivalencias con los datos obtenidos durante el concierto. Los datos del experimento confirmaron que era el movimiento y no la música lo que producía el temblor armónico que se había apreciado.
Además, llegaron incluso a descubrir cuál era la canción de Taylor Swift que más terremotos había causado: Shake It Off alcanzando unos registros equivalentes a un terremoto de magnitud 2.
Como observamos, las metáforas incluso se le quedan cortas a la de Pensislvania.