LIBRO Y DISCO

"No podía cantar y, prácticamente, ni respirar": Enrique Bunbury recuerda cómo llegó a temer por su carrera

Enrique Bunbury vuelve por partida doble. El cantante lanza el disco Greta Garbo, su regreso a la música tras anunciar en febrero de 2022 que tenía que dejar de girar por un problema de salud. También publica Microdosis, un poemario escrito bajo los efectos de hongos psilocibios. Su consumo le ayudó a enfrentarse a esa dura etapa en que pensó que tenía que despedirse de su carrera.

Enrique Bunbury, en la 13ª edición de los Latin GRAMMY | Getty Images

Europa FM

Madrid16/05/2023 11:59

Enrique Bunbury tuvo que tomar una dura decisión en febrero de 2022. En ese momento no sabía la causa, pero un problema de salud le impedía seguir subido a los escenarios. "Mi garganta se cierra e irrita, y mis vías respiratorias dificultan el más leve ejercicio y la ejecución de mi trabajo", contó entonces el artista, que vuelve a la música más de un año después con el disco Greta Garbo (26 de mayo de 2023), cuya preparación le ha servido de terapia para superar este duro momento.

"Es el fin de mi carrera", dice que pensó en ese nada fácil momento.

Escribir nueva música le ayudó a superar ese momento y le ayudó también descubrir que la causa de su problema es una sustancia química, el glicol, que se utiliza para crear sensación de niebla en los escenarios. "Era respirar eso y empezar el ataque de tos".

Bunbury ya no se sube a los escenarios y , curiosamente, ha encontrado en la música un aliado para afrontar esta situación. "Hacer discos. Este ha sido una suerte de terapia gratuita. He vivido muchas crisis en mi vida y jamás he ido a un terapeuta; yo veo siempre momentos de oportunidad, de abrir caminos y descubrir cosas de mí mismo que desconocía. Tengo la suerte, además, de contar con un público que compra mis discos y va a mis conciertos, y con gente que paga mis grabaciones. Entre todos me han financiado esta terapia titulada Greta Garbo", apunta el cantante.

"No podía cantar y, prácticamente, ni respirar"

El diagnóstico, por llamarlo de alguna manera, llegó meses después. En mayo de 2022 Bunbury conoció la causa de su problema y empezó a respirar. En todos los sentidos.

"No podía cantar y, prácticamente, ni respirar; me ahogaba. Pensaba: '¿Qué demonios me ocurre? ¿Tendré que dejarlo todo?'. No solo pensaba que era el final de mis giras, ¡también de mi carrera! Ahora que sé la causa vivo más tranquilo, basta con no aspirar el humo ese", cuenta.

El cantante no deja su carrera, pero sí (por ahora) los conciertos en directo. "Al final dejo las giras también porque he pasado a otro momento vital. Hay muchas cosas que hacer con todo ese tiempo que dedicaba a las giras", reflexiona en la entrevista tras la que apuntó que podía plantearse conciertos concretos en ciudades concretas.

Lo curioso es que Bunbury llegó a esta conclusión 12 años después de empezar a notar los primeros síntomas. "El primer episodio fue en 2010. Lo llevo aspirando desde la adolescencia, pero, por lo visto, en un momento concreto se cambió la fórmula. Siempre sospeché del humo, pero tampoco me ocurría en todos los conciertos y, al principio, no parecía tan grave. Con el tiempo, sin embargo, las crisis fueron cada vez más recurrentes", añade el cantante en la entrevista de XL Semanal, en la que asegura que entiende que su sensibilidad se haya amplificado por una exposición continuada.

Ahora sabe que no es el único artista que sufre este problema. "Sin darte nombres, desde que supieron de lo mío, me han llamado varios: 'No me afecta de modo tan exagerado como a ti, pero algo me pasa'. O: 'Ya sospechaba que esto no podía ser bueno".

"Tomé hongos alucinógenos cada día. Por la mañana"

Al nuevo disco de Bunbruy le acompaña un poemario, Microdosis, el segundo de su carrera, que escribió bajo el influjo hongos alucinógenos.

"No es algo que haga todos los días. Lo hice mientras escribía ese libro, como un diario. Aunque, mira, después de publicarlo he recibido comentarios de mucha gente que lo hace cada día. Yo solo lo hice un tiempo y ya satisfice mi curiosidad", cuenta sobre la experiencia.

" Nada más levantarme me tomaba una microdosis, a veces dos, manteniendo una mínima conexión con el mundo, y escribía sobre lo que percibía y me surgía", añade Bunbury, que reconoce que fue "una exploración personal: un modo de ver cómo podía cambiar mi percepción bajo sus efectos".

Lo hizo por conocerse un poco más. "Al final, sabemos poco de nuestro cerebro. Muchos animales ven el mundo en blanco y negro. Nosotros, en 3D y en color. Y damos por sentado que la vida es así. Consideramos que solo es real todo lo que se puede medir y pesar, pero pondría la mano en el fuego a que lo que percibimos no es la única realidad posible. Ahí está la física cuántica que te habla de realidades paralelas y te pone la cuestión un poquillo más complicada. ¿Y si esto es una puerta al multiverso? "