CRÓNICA

Taylor Swift, un huracán imparable que te absorbe o te escupe sin remedio

O la amas o la odias. La cantante ha ofrecido en Madrid el concierto número 93 de los 142 que componen su colosal Eras Tour, la gira más lucrativa de la historia. En ella, repasa los once discos que la han alzado como la estrella pop más importante de la música actual.

El concierto de Taylor Swift en el Bernabéu, desde dentro: así vivimos la primera noche en Madrid

EN DIRECTO. Locura en Madrid por Taylor Swift: todo listo para el segundo concierto de 'The Eras Tour'

Taylor Swift en su primer concierto en Madrid | EFE

Madrid30/05/2024 01:56

Es el icono cultural más influyente de la última década. Un fenómeno musical que la crítica ha comparado con Michael Jackson artífice del disco más vendido del mundo, Thriller e igualado a la fiebre que desató la Beatlemanía hace más de medio siglo.

Confrontar cifras de unos y otros no vale de nada si no levantas la mirada de los rankings. El poder de Taylor Swift está en la calle, en su ejército de fans, convertidos hace tiempo en su mayor herramienta de márketing.

Sus acólitos han hecho cola en los aledaños del Bernabéu más de 48 horas antes para conseguir una buena posición en las primeras filas. No importa que el calor apriete, que el asfalto queme, van dispuestos a hacer amigos e intercambiar pulseras de abalorios hechas por ellos mismos con letras y títulos de canciones. Tienen un doctorado en el repertorio de la artista y los mensajes escondidos en él, versos que corean antes de escucharlos en directo en un show que ha durado tres horas y media. El precio de las entradas supera los 600 euros para el front stage VIP y las más baratas no bajan de los 85 en grada.

Durante todo el día se han visto coloridos sombreros, trajes hechos a mano con flecos, pedrería, maquillajes de lo más elaborados… Hay sonrisas y nervios. Los seguidores han elegido prendas y accesorios para la ocasión como quien se prepara para una boda, cumpliendo a rajatabla con la temática elegida, que no es más que una era, un álbum, una etapa musical en la trayectoria de una artista que decidió regrabar su discografía para ser su propia jefa y desquitarse de la batalla legal con su exmánager, Scooter Braun. Otros artistas lo han hecho antes, pero ninguno añadiendo nuevos discursos y tramas a lo ya conocido y escuchado. Éxito asegurado. Dueña y señora de sí misma, se alza como la líder del mayor movimiento fan del mundo. Ni siquiera Blake Lively y Ryan Reynolds se perdieron lo sucedido en el que sin lugar a dudas será recordado como uno de los shows de la década.

"Hace 13 años que no venía y eso no volverá a pasar"

Taylor Swift (Pensilvania, 1989) ha traído su colosal Eras Tour a Madrid en el segundo concierto que ofrece en España en sus casi 20 años de carrera. En 2011, 4.000 personas se acercaron al Palacio de Vistalegre a ver de cerca a la misma joven que este miércoles ha reunido a 70.000 fieles en el Estadio Santiago Bernabéu.

El macro evento supuso el desembarco de más de 60 camiones en los alrededores tres días antes, calles cortadas y quejas vecinales, pero deja 20 millones de euros de rédito económico para la capital. Taylor Swift trajo su propio equipo médico, pidió cerrar la cúpula del estadio y una comitiva de seguridad de la Policía Municipal además de la personal la custodió cada segundo desde su aterrizaje en Barajas poco más de siete horas antes de subirse al escenario.

Con esto, si no te dejas llevar por la fuerza de del ciclón swiftie, la magnitud de su empuje hará el efecto contrario. Te escupirá y te repudiará sin remedio. Las lentejuelas de los más de 30 cambios de vestuario que ha hecho la cantante durante las 45 canciones del repertorio te cegarán en vez de iluminar el camino de un público poco infantil. Sí, hay jóvenes y menores acompañados, pero el rango de edad de su público llega hasta los 50 años. En el estadio se respira tanta madurez como la que contienen sus temas. Taylor compone de manera elaborada, con puentes, colas y letras que han calado en la vida personal de todas estas almas que la han ovacionado durante más de tres minutos. Una réplica sonora que sentencia a los que cuestionan si su música es para tanto, los mismos que infantilizan el pop o denostan el requetón. Los haters han existido toda la vida. A Alaska también la criticaron en los ochenta por excéntrica y rebelde. O te dejas llevar por su magnetismo o te conviertes en un paria.

Aunque las canciones más coreadas han sido Shake it Off y Cruel Summer, nada más terminar Champagne Problems, los gritos han rebotado en las paredes de estadio en una profunda aclamación que llegó a emocionar a la artista. "La manera en la que estáis cantando... Me hacéis sentir genial, Madrid", decía al escuchar la respuesta de sus seguidores. "Se me ha pasado el concierto como si hubiesen sido 10 minutos. Hace 13 años que no venía y eso no volverá a pasar", prometía.

Una de las grandes incógnitas de sus conciertos es que en todos ellos incluye un mashup de canciones sorpresa. En Madrid tocó Sparks Fly, I Can Fix Him (No Really I Can), I Look In People’s Windows y un fragmento de Snow On The Beach, su colaboración con Lana del Rey. "Lo siento chicos, solo soy yo", se disculpaba, conocedora de que Lana está en Barcelona este fin de semana para el Primavera Sound. Los rumores de que podrían cantar juntas poblaron las redes sociales los últimos días.

Aunque la acústica del estadio sonó con algo de reverberación, la calidad de vocal de Swift es incontestable. Se notó en la canción de 10 minutos All Too Well, la romántica Lover y todas las que cantó al piano o a solas con su guitarra.

Bailó, interactuó con su crew de bailarines, señaló al público quinientas veces y se movió a lo largo y ancho del escenario como pez en el agua. Una coreografía ensayada y pulida que en ocasiones se antoja simplona, pero que fascina a los ojos que la miran. Eso es lo que despierta en su público. Pura pasión y fidelidad absoluta.