De estreno

Veintiuno transforma la euforia y la frustración en 'Perder los modales', su nuevo tema

La banda toledana lanza este tema que suena como una delicia desde la primera escucha, manteniendo su sello propio en lo sonoro.

Diego Arroyo de Veintiuno canta a la envidia

Diego Arroyo canta a "la sal de la vida": la envidia

Veintiuno | Warner Music Spain

Madrid 29/11/2024 12:36

Llevan más de 10 años en la música. A pesar de que les haya ido "mal mucho más tiempo" del que "les ha ido bien" (tal y como contó el vocalista en una charla con Inés Hernand), lo cierto es que si echamos la vista atrás, podemos ver una gran trayectoria por parte de Veintiuno.

Ha llovido mucho desde que Diego Arroyo, Yago Banet Pepe Narváez y Rafa Pachón trajeron Un Atlas Para Deshacerlo Todo, donde les vimos como se lanzaron al mundo de la música después de pasar por YouTube. Gracias a su público, consiguieron recaudar fondos para su primer disco, Nada Parecido.

La banda toledana pegaría el pelotazo con Dopamina en 2018, un tema que a día de hoy acumula más de 17 millones de escuchas en Spotify. A sus espaldas, cinco discos, un premio Odeón Revelación Rock y colaboraciones de la mano de Love of Lesbian, Chica Sobresalto, Alex Ubágo, Rayden o Zahara.

Este año, después de singles como Acantilado o Armadura, llega Perder Los Modales, un tema que suena como una delicia desde la primera escucha el sonido que tanto les caracteriza.

"Recuerdo aquel concierto, y aquella fiesta. Y aquellos nervios porque hablamos por primera vez. Y a las personas divertidas. Y a las interesadas. Y a las personas de mierda. Y de esa ilusión, y euforia, y felicidad, y frustración, y nervios, nace esta canción", ha confesado el grupo a través de la red social 'X' con el que da una pista del origen de la canción.

La narrativa de su videoclip y las emociones de su letra

El rojo predomina en el universo enmarcado por su videoclip, donde la banda y Valerie Moso, constan como directores creativos. Su narrativa comienza con un plano corto donde vemos a una multitud bailando en una habitación aparte en la que está la banda. Tal vez esta estética no sea casualidad. En su letra, Diego Arroyo hace mención de "el cuaderno rojizo/ en el que ya nunca escribo/ cosas que no me atreví a decir".

En sus versos, de alguna forma, dulcifica a ese amor con versos como "Oigo su voz y de repente primavera/Cada palabra se convierte en un poema". Cuando llega el estribillo, las metáforas se vuelven más disruptivas "queriendo perder los modales" y "echando sal en la herida".

El vocalista de la banda, Diego Arroyo (también colaborador de nuestro programa Cuerpos Especiales) lanza un dardo a alguien que se acerca a la persona amada, a lo que a su vez, le busca dar "lecciones de meritocracia/gente con apellidos de aristocracia".