CRÓNICA

Vetusta Morla conmueve como nunca a sus fans con una gran fiesta de despedida en La Riviera de Madrid

Vetusta Morla decide parar unos años y se ha despedido por todo lo alto hasta 2026 en la sala madrileña que vio crecer a la banda, La Riviera. Un concierto cargado de emoción y con canciones de toda su discografía cantadas a pleno pulmón.

Qué significa 'Vetusta Morla' y por qué escogieron ese nombre

Vetusta Morla en 2019 | GTRES

Madrid10/09/2024 00:23

Hace diez años Vetusta Morla dejaba atrás la sala Riviera de Madrid para volar más alto a espacios con más aforo de la capital como La caja mágica y el Metropolitano. Pero la banda no quería despedirse en otro lugar que no fuera aquel que lo vio crecer.

El grupo de indie-rock se despide al menos por dos años. Prometen volver en 2026 después de una merecida pausa de la música y de los escenarios, y por ello anunció con poquísima atentación cuatro conciertos de despedida: el 4 y 5 de septiembre actuaron en Razzmatazz, Barcelona, y este 8 y 9 de septiembre lo han hecho en La Riviera, Madrid.

El grupo formado por Pucho, David, Jorge González, Guille Galván, Juanma Latorre y Álvaro B. Baglietto consiguió hacer sold out pese a la poca antelación del anuncio de sus últimos shows —desafiando así la moda de programar un concierto a un año vista — y este lunes, 9 de septiembre, los veteranos músicos han conmovido más que nunca a sus fans más fieles.

Como es habitual, este último concierto de la banda de Tres Cantos ha tendido puentes con los 2.500 fans más acérrimos desde la primera canción: y es que precisamente han comenzado con Puentes, de su álbum Figurantes, para dar paso a temas de toda su discografía.

En la set list pensada para un momento como este la banda ha hecho viajar a los espectadores con canciones como Fiesta mayor, Un día en el mundo, La Virgen de La Humanidad, Maldita dulzura.... Hasta llegar a ¡Ay, Madrid!, tema con el que se han rendido a los pies de su ciudad, muy emocionados pero también muy críticos: la conciencia social ha estado más patente que nunca en esta pincelada final, pues el cantante no ha perdido la oportunidad de pedir una regulación de los alquileres, parar la gentrificación y frenar la 'riquización', término acuñado por el vocalista.

Un total de 25 canciones ha sido el recorrido de esta cita musical tan especial, donde se ha colado a última hora el tema Los buenos, pero también han tirado de clásicos como Mapas, Copenhague, Un día en el Mundo y algunos más nuevos como Cosas que hacer un domingo por la tarde.

Pucho ha sudado tanto que se ha estropeado el in ear. Así, sin más. Por ello ha tenido que lidiar con algún que otro fallo técnico que no le ha impedido cantar, y cuando se perdía ya seguía un público curtido durante años con sus canciones.

Un concierto a pequeña escala

Aunque se ha echado de menos las pantallas y el show de una sala mayor por la ya magnitud de Vetusta Morla, el grupo ha hecho un bonito homenaje con concurso de fin de gira de decibelios incluido que, casualidad o no, ha ganado esta última fecha por un ruido del público que ha alcanzado los 116 decibelios. "Un grandísimo fin de fiesta".

Sus temas más conocidos han sido coreados a pleno pulmón, y los aplausos se han intercalado entre la magistral instrumental y las palabras y los versos de Pucho. Además, el cantante de ha permitido dar un discurso de hasta 15 minutos y brindar con cerveza por el descanso que está por venir.

El concierto también ha sido un gran homenaje a todo el equipo, desde el asistente personal hasta el backliner y los encargados de la iluminación.

Pasen los años que pasen y los discos que se publiquen, Vetusta Morla no podía terminar de otra forma su último concierto en un tiempo: Los días raros han inundado la sala y ha puesto la piel de gallina de todos aquellos que saben que les toca afrontar una despedida. Y para día raro el del grupo, que después de 25 años recorriéndose casi sin parar salas, estadios y festivales de van a tomar unos meses para recargar las pilas.

Así, Vetusta Morla ha ido a demostrarle a la Sala Riviera todo lo que ha crecido desde su última visita, y que necesita un descanso para seguir haciéndolo.

No es un adiós, es un hasta luego.