SALUD EN VERANO

Cómo de peligroso es mear en la piscina

El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) advierte sobre los riesgos que conlleva nadar en una piscina llena de orín.

Una niña en la piscina | Pixabay

Europa FM

Madrid08/07/2021 06:05

Ahora que hemos inaugurado el verano, son muchos los que disfrutan de los días de piscina. Los más pequeños se lo pasan bomba con los flotadores y colchonetas y los más mayores pueden relajarse en sus inmediaciones leyendo un buen libro o disfrutando de la compañía de los amigos. Sin duda, se trata de uno de los entretenimientos favoritos del verano y un amigo que tenga una disponible se puede convertir en tu tesoro más preciado cuando ardan los termómetros.

Sin embargo, conviene tener en cuenta que mantener una piscina en buenas condiciones no es fácil y si además le sumamos un mal uso de la misma -como es el orinar dentro del agua- puede que suframos consecuencias de salud negativas.

Más orina, menos cloro

El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) ha advertido en sus redes sociales de los peligros de esta práctica tan común.

"¡Orina en el baño, no en la piscina!", escriben en sus redes sociales antes de explicar que "cuando la orina y el cloro se mezclan en la piscina, hay menos cloro disponible para matar los gérmenes".

Además, advierten que "la orina mezclada con cloro crear un irritante químico que causa ardor y enrojecimiento en los ojos de los nadadores".

Para qué sirve el cloro

El cloro es una sustancia química que se agrega al agua de la piscina para matar los gérmenes. Cuando se agrega cloro a una piscina, se crea un ácido suave llamado ácido hipocloroso que mata una gran cantidad de bacterias, como la salmonela y la E. coli.

¿Por qué no debes orinar en la piscina?

Si la piscina contiene demasiada orina no habrá suficiente cloro para combatir los gérmenes, las bacterias, la suciedad del sudor y otras sustancias que se encuentren en el agua.

"La orina puede alterar tanto los niveles de cloro que uno puede enfermarse por un virus, bacteria o parásito que no se controla", asegura Jamie Alan, profesor asociado de farmacología y toxicología en la Universidad Estatal de Michigan, informa el digital Prevention.