'Manspreading' la ridícula forma de los hombres al sentarse en el transporte público
¿De verdad los hombres necesitan tanto espacio para estar cómodos? Da igual donde estén. En el bus, en el metro, en el cine o en una terraza tomando una cervecita al sol... ¡Siempre se sientan con las piernas muy abiertas! Una recopilación de imágenes en Tumblr demuestra que es un hábito internacional que va desde China a Alaska, pasando por París o Zimbawe.
Usar el transporte público en una pequeña o gran ciudad es el día a día de muchos ciudadanos de a pie que, cada mañana, se suben a diferentes metros y autobuses rumbo a su puesto de trabajo, comenzando así una nueva jornada laboral. Aunque pueda parecer un trayecto corto, inofensivo, un viaje en transporte público conlleva más riesgos de los que puedes imaginar.
En bus o en metro, encontrar un asiento libre es como esperar que llueva en medio del desierto, así que no gastes energía en esa búsqueda. Una vez has renunciado al placer de descansar las piernas después de estar todo el día de pie, buscas una barra en la que sujetarte. Si tienes suerte, la barra está cerca de una pared donde apoyar la espalda. Si no tienes suerte, solo queda aguantar el equilibrio.
Sin duda, queda demostrado que respetar el espacio vital de cada uno en el transporte público es imprescindible para evitar frustraciones futuras y hacer nuestro viaje y el de los demás lo más cómodo posible
Por eso mismo, hace algunos años se puso en marcha un movimiento contra el 'manspreading', es decir, cuando alguien no respeta el espacio vital del resto de viajeros y abre las piernas cuando toma asiento.
El tumblr 'Men Taking Up Too Much Space on The Train' recopilaba miles de imágenes con estas características, pero fueron los responsables del tumblr One Bro, Two Seats, quienes trollearon de verdad a los protagonistas de las imágenes añadiendo multitud de disparatados objetos entre sus piernas. ¡Si es que ahí cabe de todo!
Una iniciativa muy interesante fue la puesta en marcha por la web Mic, que no dudó en mandar a una mujer a sentarse de esta manera en el metro y grabar cómo reaccionaba la gente. El resultado del experimento no tiene precio.