LAS IMÁGENES HAN DADO LA VUELTA AL MUNDO

Graban al hombre más solitario del mundo, el último superviviente de una tribu del Amazonas

Las imágenes de un hombre indígena brasileño que, al menos hace 22 años que vive solo, han dado la vuelta al mundo. El hombre, de unos 50 años, es el último superviviente de una tribu de la zona de Tanaru (Brasil).

El indígena brasileño que lleva más de 20 años solo | Funai

Europa FM

Barcelona 22/07/2018 15:09

La organización gubernamental siguió durante más de dos décadas los pasos de este singular ser, sin que él se diera cuenta y sin interferir en su vida cotidiana, para vigilar el territorio donde vive y garantizar su protección, además de estudiar su comportamiento.

Los rastros dejados por el indígena, que vive de forma muy rudimentaria, indicaron que cultiva maíz, mandioca, papaya y plátanos, y también caza animales para asegurar su subsistencia. El 'hombre del hoyo', llamado así por los agujeros que acostumbra a cavar en el suelo, es el único superviviente de una tribu extinguida, y en todo este tiempo viviendo en soledad no ha intercambiado ni una sola palabra, ni establecido contacto con ningún otro ser humano.

"Ese hombre, que la gente desconoce, aun perdiendo todo, como su pueblo y una serie de prácticas culturales, ha demostrado que, en el medio del bosque, es posible sobrevivir y resistir a aliarse con la sociedad mayoritaria. Creo que él está mucho mejor que si hubiera tenido contacto", señaló Altair Algayer, jefe del equipo de la Funai que monitorea el territorio del indio aislado, en declaraciones citadas por la ONG.

Los investigadores de Funai tampoco interactúan con el indígena, quien parece preferirlo así y solo le proporcionan algunos objetos útiles para su supervivencia, como semillas y herramientas, los cuales dejan en lugares por donde pasa frecuentemente.

La fundación brasileña apuntó que la extinción de su tribu pudo ser debida a la colonización desordenada, la instalación de granjas y la explotación ilegal de madera, fenómenos que provocaron sucesivos ataques a los pueblos indígenas que hasta entonces vivían aislados en esas regiones.

Muchos de estos indígenas se vieron envueltos en un constante proceso de expulsión de sus tierras por parte de terratenientes que contrataban a terceros para matarlos y ocupar los territorios. Funai explicó que, después del último ataque de granjeros ocurrido a finales de 1995, el grupo del 'hombre del hoyo', que probablemente ya fuera pequeño, de unas seis personas, se redujo a un único superviviente.