Cuando se está a punto de cumplir un año desde que la pandemia nos obligó a adaptar las mascarillas como un complemento indispensable para nuestro día a día, descubrimos una utilidad que pocos habrían imaginado: ganar dinero con ellas.

Siendo muy similar al negocio de las bragas usadas, cada vez se demandan más mascarillas con olor a vagina. La compra de estos accesorios responde a un impulso fetichista un tanto particular, pero las vendedoras están encantadas con una tendencia que cada vez está más de moda. "Imagínate ir por los pasillos de un supermercado y disfrutar de mi aroma íntimo. Hago las mascarillas más agradables del mundo", aseguró una de las vendedoras a VICE.

Las mujeres que participan en este negocio utilizan las mascarillas sobre su ropa interior durante unas horas antes de ponerlas a la venta. Así, la mascarilla se impregna del olor que luego disfrutará el cliente. "Es como un pequeño secreto que solo ellos conocen y esto lo hace arriesgado y divertido", explica la vendedora, que piensa que "personalmente, es emocionante saber que una mascarilla que he tenido en mis bragas ahora se está usando en la cara de alguien y está disfrutando".

Cabe destacar que no existen estudios que avalen la seguridad y efectividad de las mascarillas una vez han sido utilizadas sobre los genitales, aunque bajo los parámetros de higiene básicos está claro que no es muy recomendable.