RELATO DE JOSÉ LUIS BLANCO

De ronda con Josep

El amor y la pasión pueden llegar a ser muy peligrosos... Descubre en este relato cómo afectan a los miembros de Ponte a prueba. ¿Tienes un relato? Envíalo a ponte@europafm.es

Imagen no disponible | Atresmedia

Europa FM

Europafm.com07/02/2014 20:27

Una noche como otro cualquiera, Josep, linterna en mano, camina mecánicamente por los pasillos del edificio que vigila, en su cabeza sólo están Laura Manzanero y Sara Gil de administración.

Lo que comenzó siendo un trío sexual caliente y entregado, se complicó cuando entraron en  juego los sentimientos; Laura y Sara, cayeron en una espiral de celos y competitividad por satisfacer a Josep y lograr ser su favorita. En el último encuentro habían acabado tirándose de los pelos luchando por ser la primera penetrada por Josep.

"¿Cómo dos amigas que se conocen desde la infancia, acaban de ese modo?" Sumido en estos pensamientos recorría los pasillos de la fábrica hasta que un fuerte ruido, como un impacto de algo metálico y pesado contra el suelo,  le sacó de su dilema y dirigió sus pasos hacia un despacho del que parecían proceder susurros…

La luz de la linterna, no le permitía ver nada, sólo el soporte de un extintor vacío junto al despacho y una baldosa del suelo rota. ¿Qué sucedía? Josep no entendía lo que estaba pasando, con el extremo de la linterna, empujó suavemente la puerta para intentar ver el interior de la habitación.

Al no ver nada, armándose de valor , la empujó con fuerza y con una gran zancada entró con el corazón en la boca y los ojos fuera de sus órbitas.

Para su sorpresa, la linterna iluminaba dos pares de piernas de mujer y al ir ascendiendo con la luz… "¿¡Qué!?"

-Hola -le dijeron las dos mujeres al unísono - si te apetece follamos.

Josep, balbuceó un galimatías, pero Laura ya le estaba arrancando el uniforme botón a botón, mientras Sara le cariciaba cada centímetro de su cuerpo.  Cuando se quiso dar cuenta, se encontraba totalmente desnudo sobre una mesa con la cabezas de Laura y Sara en un frenético sube y baja entre sus piernas.

Al recostarse hacia atrás, vio los encendidos ojos de otra mujer… ¡Su mujer, Puchi!  que tenía un extintor alzado sobre su cabeza y le dijo:

-Disfruta de tu último polvo cabrón… ¡¡¡Crash!!!