EN AUSTRALIA

Los médicos sugieren que practiquen sexo anal a las mujeres afectadas por las mallas vaginales defectuosas

Varias mujeres australianas que han sido víctimas de las mallas vaginales defectuosas, han advertido a las autoridades los "consejos y recomendaciones" tanto del fabricante del producto como de algunos ginecólogos: tener sexo anal como alternativa debido a los dolores crónicos que provoca que el dispositivo.

Mujer con dolor abdominal | Agencias

Europa FM

Barcelona 30/08/2017 12:19

La colocación de una malla vaginal es algo a lo que recurren muchas mujeres debido a complicaciones comunes después del parto. Una partida defectuosa de estos dispositivos ha hecho que muchas mujeres australianas sufran dolores crónicos y sientan molestias en el momento de tener relaciones sexuales.

Desafortunadamente han obtenido unas respuestas totalmente insensibles a su problema por parte de Johnson & Johnson, multinacional que fabrica el producto. Los responsables de la marca francesa han sugerido practicar sexo anal debido al enorme dolor que sienten con la penetración vaginal: "Nuestras vaginas han sido maltratadas por la malla y ahora los doctores están sugiriendo que se abuse de nuestro ano. ¡Despreciable! Sólo un misógino podría pensar de esta manera", manifestaba una de las víctimas.

Pero no solo los fabricantes han dado este tipo de consejo, entre las múltiples quejas recibidas muchas mujeres han manifestado que los propios ginecólogos también recomendaban el sexo anal como alternativa. Estas recomendaciones han indignado a la organización Australian Pelvic Mesh Support Group que ha enviado una batería de estas "soluciones" por parte de los profesionales a The Guardian Australian para denunciarlo públicamente.

"La manera en que muchas mujeres han sido tratadas al intentar obtener tratamiento y apoyo tras sufrir resultados negativos con las mallas vaginales es atroz. Incluyendo las sugerencias de profesionales médicos que siguirieron que el coito anal es una alternativa al coito vaginal", ha declarado Rachel Siewert, senadora australiana que lleva el caso.