Cientos de adolescentes presas de la histeria con la visita de Jonas Brothers
La primera de las citas de Jonas Brothers -trío compuesto por tres hermanos, Kevin, Joe y Nick-, fue para presentar en directo su tercer disco, A little bit longer, y durante el segundo encuentro recibieron el disco de oro y firmaron miles de autógrafos. Poco después de las cinco de la tarde, más de doscientas niñas aguardaban impacientes a que se levantase el telón de la sala Orange Café y que sus ídolos se lucieran por fin.
Mientras algunos padres resignados aguardaban en la barra -donde estaba prohibido servir cualquier tipo de bebida alcohólica-, las chicas contemplaban en pantalla gigante una proyección que mostraba varios videoclips y conciertos de estos tres hermanos del pop. "Las de mi clase no se lo van a creer", decía una niña de 12 años, para acto seguido unirse al resto del grupo que coreaba al unísono "¡Jonas, Jonas!" y tarareaba en un perfecto inglés la letra de las canciones. Apenas media hora después el presentador anunció la llegada de Jonas Brothers, y entonces llegó el clímax de la tarde, y con él los flashes de las cámaras de fotos y los teléfonos móviles.
Tras hacerse de rogar, Jonas Brothers, que vestían corbata mal colocada y americana, respondieron a las preguntas de doce fans que habían ganado previamente un concurso a través de mensaje de texto. Durante la breve entrevista, el trío explicó que lo que más les gusta de su trabajo es "tocar la música que les gusta" y que, en su tiempo libre juegan al golf. Tampoco escatimaron en halagos para sus seguidoras: "Nuestro sueños es hacer una gira mundial y poder volver a España a tocar con vosotros". Mientras tanto, dos niñas de cinco años de edad conversaban, cuando una le dijo a la otra: "¡Qué monos los tres!, a ti te pegaría el pequeño".
Kevin, Joe y Nick tocaron tres temas en acústico, entre ellos, Sos de su anterior disco Jonas Brothers y Burnin' Up de A little bit longer. Sólo una hora y media después, el número de fans que se agolpaban en la Plaza de Felipe II para poder ver a Jonas Brothers se había multiplicado por tres o cuatro. La cola para poder hacerse un autógrafo daba la vuelta a la manzana. Niñas con los mofletes pintados con corazones y las letras "JB" y vestidas de uniforme clavaron los codos para hacerse un hueco entre la multitud -algunas incluso por consejo paterno-, lloraron de emoción al ver de lejos a sus tres dioses y hasta ocuparon todos los setos y arbustos que había en la plaza para alcanzar una mayor visibilidad.
Mientras algunos padres resignados aguardaban en la barra -donde estaba prohibido servir cualquier tipo de bebida alcohólica-, las chicas contemplaban en pantalla gigante una proyección que mostraba varios videoclips y conciertos de estos tres hermanos del pop. "Las de mi clase no se lo van a creer", decía una niña de 12 años, para acto seguido unirse al resto del grupo que coreaba al unísono "¡Jonas, Jonas!" y tarareaba en un perfecto inglés la letra de las canciones. Apenas media hora después el presentador anunció la llegada de Jonas Brothers, y entonces llegó el clímax de la tarde, y con él los flashes de las cámaras de fotos y los teléfonos móviles.
Tras hacerse de rogar, Jonas Brothers, que vestían corbata mal colocada y americana, respondieron a las preguntas de doce fans que habían ganado previamente un concurso a través de mensaje de texto. Durante la breve entrevista, el trío explicó que lo que más les gusta de su trabajo es "tocar la música que les gusta" y que, en su tiempo libre juegan al golf. Tampoco escatimaron en halagos para sus seguidoras: "Nuestro sueños es hacer una gira mundial y poder volver a España a tocar con vosotros". Mientras tanto, dos niñas de cinco años de edad conversaban, cuando una le dijo a la otra: "¡Qué monos los tres!, a ti te pegaría el pequeño".
Kevin, Joe y Nick tocaron tres temas en acústico, entre ellos, Sos de su anterior disco Jonas Brothers y Burnin' Up de A little bit longer. Sólo una hora y media después, el número de fans que se agolpaban en la Plaza de Felipe II para poder ver a Jonas Brothers se había multiplicado por tres o cuatro. La cola para poder hacerse un autógrafo daba la vuelta a la manzana. Niñas con los mofletes pintados con corazones y las letras "JB" y vestidas de uniforme clavaron los codos para hacerse un hueco entre la multitud -algunas incluso por consejo paterno-, lloraron de emoción al ver de lejos a sus tres dioses y hasta ocuparon todos los setos y arbustos que había en la plaza para alcanzar una mayor visibilidad.